- ¿Miedo a qué? ¿A perderte? No tengo miedo de eso, si te pierdo, continuaras con vida y tendrás más oportunidades de ser feliz.
- Pensé que me amabas.
- Te amo mi niña, no quiero perderte, me dolería, intentaría recuperarte o retenerte, pero y si yo te hago infeliz, no quiero que vivas triste, quiero que seas feliz, eso es a lo que de verdad tengo miedo a que vivas triste, a vivir sometido ante tus ideales aun cuando no son los míos, tengo miedo a verte llorar… no le tengo miedo a mi muerte pero tengo miedo de que mueras.
- Yo no quiero perderte.
- No lo harás, mi princesa.
- ¿Lo prometes?
- te prometo que mientras mi corazón lata por ti, mientras tus labios me lleve al cielo y sienta la necesidad de estar a tu lado no me perderás.
- Tú no me haces daño, todo lo contrario, me haces la mujer más feliz del mundo.
- es lo que intento preciosa.
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