Ella lo amaba, lo amaba… pero no con locura.
Él no respiraba, como todo el mundo
cada pequeño detalle, cada instante era eterno, omnipotente
lucho contra dragones, demonios, monstruos.
Ella solo se dedico a observar, y, buscar imperfecciones en su actuar
él nunca sollozaba, ni rogaba piedad, ni siquiera lo intentaba…
lo hacia, de tal manera que los juglares cantaban su actuar.
Ella aun lo amaba, lo amaba… pero no con locura
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